viernes, 23 de enero de 2015

Aquí os dejamos algunas de las obras más importantes del artista Joan Miró...



Ermita de Sant Joan d'Horta, 1917




La Ermita de Sant Joan d'Horta evidencia, como gran parte de la producción artística de este momento, una cierta sintonía con el gusto fauve. La libertad con que Miró interpreta el paisaje y la sustitución de los colores reales por colores vivos lo acercan al fauvismo. Sin embargo, otros aspectos, como las pinceladas ásperas, a menudo caprichosas, y la presencia de tonos apagados, lo distancian de esta escuela francesa.







La estrella matutina, 1940




A finales de 1939 estalla la Segunda Guerra Mundial y Miró se traslada a Varengeville-sur-Mer, en Normandía. Miró siente el deseo de evadirse de la realidad que lo envuelve. La vida retirada favorece este proceso de introspección, en el cual tienen un papel esencial el cielo y la noche con sus astros. Las Constelaciones, una serie formada por veintitrés aguadas sobre papel, parecen querer reflejar el orden del cosmos, con figuras ingrávidas que hacen referencia a la tierra y que comparten la existencia con una multiplicidad de signos celestes.












Retrato de una niña, 1919

El paisaje de Mont-roig despierta en Miró un inusitado interés naturalista, que se concreta en las denominadas pinturas detallistas, realizadas entre el año 1918 y el 1922. En Retrato de niña, confluyen la severidad de los maestros medievales y la delicadeza de las formas orientales, tan del gusto de la época, lo que confiere un especial lirismo y profundidad al rostro.







El acomodador del music-hall, 1925


Más de cien cuadros realizados por Miró entre los años 192 
y 1928, conocidos como "pinturas de ensoñación", constituyen una producción caracterizada por elementos muy estilizados que evolucionan libremente en un espacio monocromo. Si bien el punto de partida está directamente vinculado a lo real, la magia de la atmósfera que envuelve estas obras las sitúa en un terreno claramente poético.






La sonrisa de una lágrima, 1973



Existe una incompatibilidad aparente en el título La sonrisa de una lágrima. Los dos conceptos principales expresan sentimientos
contrapuestos que el enlace gramatical 

dulcifica. También en el cuadro se observa 
un contraste entre la mitad superior, que 
muestra la textura original de la tela, y la mitad inferior, dominada por un fuerte
cromatismo. O entre el tratamiento más 
libre arriba, que presenta un entresijo de
 líneas y salpicaduras de color blanco, y la distribución organizada de los colores 
abajo, como evocando las divisiones 
artificiales de los cultivos.



El nexo entre ambas zonas es una lágrima 

negra que reposaen el horizonte.









Para más información compartimos un vídeo 
para que ampliéis vuestros conocimientos 
sobre JOAN MIRÓ.